Babilonia
Hacia el año 450 A.C. Heródoto había descrito a Babilonia como una capital inmensa, cruzada por el Eufrates y protegida por una gigantesca muralla de cerca de 86 kilómetros de perímetro. Según este historiador viajero, había en Babilonia un centenar de puertas con batientes de bronce, casas de tres y cuatro plantas, un palacio y un templo coronado por una alta torre, la misma que según el Génesis, intentaron erigir los descendientes de Noé para alcanzar el cielo. De la historia de la ciudad, Heródoto apenas conocía más que a dos figuras femeninas, Semíramis y Nitocris, e ignoraba incluso el nombre de Nabucodonosor. En cuanto a las costumbres de sus habitantes, le interesó sobre todo la subasta anual de mujeres, en las que las más hermosas pasaban a manos de los más ricos mientras los pobres se tenían que conformar con las más feas. Contaba, por último, que toda mujer debía ir una vez en su vida "a un santuario de Afrodita y unirse a un extranjero". Su autoridadde "padre de la historia" impuso durante mucho tiempo estas noticias fantasiosas. Hubo que esperar a la época romana para que historiadores como Diodoro de Sicilia describieran como una de las maravillas del mundo los jardines colgantes, atribuidos a Semíramis y que aún no sabemos si existiero realmente o son algo añadido por los historiadores pero imaginado en sus sueños, pues entre los historiadores de hoy en día es discutible si un sistema de irrigación descubierto en Irak era parte de esta maravilla. En cuanto al emplazamiento de la "torre", situada según la tradición, al sur de la pequeña ciudad de Hillah, la inmensidad de las ruinas desanimaba a los arqueólogos. No obstante, algunos fueron hasta Birs Nimrud para encontrarla, mientras otros la buscaban en la comarca de Bagdad, en Aqarquf.
El Descubrimiento de las Ruinas
A finales del siglo XIX, arqueólogos alemanes dirigidos por el arquitecto Robert Koldewey emprendieron la exploración de Babilonia, que duró hasta 1917. Tarea delicada si pensamos que en Mesopotamia templos, palacios y casas son de adobe, material eficaz contra el implacable calor, pero que se deshace fácilmente. Al fín, el meticuloso trabajo de los arqueólogos se vió recompensado, y aparecieron las ruinas de Babilonia, altas murallas revestidas de ladrillos moldeados y esmaltados. Son unos restos grandiosos, aunque pobres en vestigios artísticos si se comparan con los antiguos palacios asirios de la misma época.
El Código de Hammurabi
Primero fue preciso delimitar el territorio de la ciudad. En seguida se comprobó que las medidas citadas por Herodoto eran fantasiosas, aunque no por ello dejaba la ciudad de tener un contorno de 18 kilómetrosy de estar efectivamente atravesada por el Eufrates, cuyo lecho se ha desplazado desde la Antigüedad. Año tras año fueron progresanso los trabajos mientras asiriólogos descifraban los millares de textos descubiertos. Se supo así que Babilonia era una ciudad relativamente joven en la historia mesopotámica.
Las ciudades sumerias habían sido fundadas mucho antes que ella, y su nombre aparece por primera vez hacia el 2250 A.C. Nómadas amoritas, venidos de los bordes septentrionales del desierto sirio, establecieron una serie de reinos en el antiguo solar de los sumerios, y más al norte, en Asur y Mari. En Babilonia fundaron la primera dinastía real, a comienzos del siglo XIX A.C. La ciudad se llamaba entonces Babila, antiguo nombre cuyo significadose había perdido y al que se le atribuyó una etiomología semítica (bab, "la puerta", e ili, "del dios"), que vendría a significar "la puerta de dios". Pero durante sus dos mil años de existencia ostentará en las inscripciones oficiales el nombre de Kadingirra, traducción sumeria de Babilia, ya que el sumerio era la lengua culta de los babilonios.
Hammurabi, quinto monarca de la I dinastía babilónica, fue sin duda su soberano más prestigioso (reinó de 1792 a 1750 A.C.). Fue aplastando sucesivamente a sus adversarios, por lo común amonitas como él, y formó un poderoso imperio que comprendía todo el sur de Mesopotamia. Su genio unificador se manifestaría en la redacción de un código, inscrito en una estela descubierta en Susa 1901-1902. Un bajorrelieve representa allí al rey recibiendo del dios Shamash, patrón de la justicia, el contenido de esas leyes. El código promulgado por Hammurabi no era el más antiguo; los sumerios habían compuesto ya uno tres siglos antes. Pero la perfección del lenguaje y del código de Hammurabi y la concisión de su estilo justifican que se siga considerando como el monumento legislativo más famoso de la antigüedad. Ninguna estatua ha sido encontrada en sus ruinas. Sólo se conocen las que llevaron a Susa los elamitas cuando derrocaron a la dinastía extranjera de los kasitas, cuyos reyes se habían adoptado la cultura babilónica. A finales del siglo XII A.C. los babilonios, bajo el mando de Nabucodonosor I, expulsaron a los elamitas, destruyeron su capital , Susa, y se llevaron cautivas las estatuas de los dioses de Babilonia.
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